ALIMENTOS TRANSGENICOS
¿Qué son?
Los alimentos transgénicos son aquellos productos que están genéticamente modificados, es decir, su composición consta de un ingrediente que procede de un organismo que contiene un gen de otra especie. Este gen ha sido modificado por expertos para incluir genes de otras plantas o animales.
Actualmente, gracias a la biotecnología se puede transferir un gen de un organismo a otro para dotarle de alguna cualidad del que éste carece, de esta forma algunas plantas pueden aguantar mejor las sequías, por ejemplo.
¿Cuáles son los alimentos transgénicos?
Éstos son algunos de los alimentos transgénicos que podemos encontrar:
Maíz transgénico: en el caso del maíz, los nuevos genes son implantados en el genoma de la planta. Gracias a esta modificación el maíz es mucho más resistente a los insectos y herbicidas. Los granos de maíz que produce después de la transformación genética son brillantes y tienen un color anaranjado.
Patatas transgénicas: en este caso, las enzimas de almidón son invalidadas al ser introducida una copia antagónica del gen que la anula.
Tomates transgénicos: aquí, la diferencia con los tomates comunes es que el tiempo en el que se descomponen es mucho más largo, para ello, una de sus enzimas tiene que ser inhibida genéticamente gracias a su gen opuesto.
Carnes transgénicas: el objetivo es aumentar el tamaño y el peso de los animales, además de acelerar su crecimiento.
Arroz transgénico: la función es que contenga más vitamina A.
Café transgénico: el único objetivo es aumentar la producción e incrementar la resistencia a los insectos.
¿Cuántos tipos de alimentos transgénicos hay?
Existen diferentes tipos de alimentos transgénicos que pueden clasificarse en:
Sustancias empleadas en tratamientos de animales con el objetivo de mejorar la producción: como por ejemplo, las hormonas de crecimiento bovino que se utilizan para aumentar la producción de la leche. Aunque esta hormona está permitida en Estados Unidos, no lo está en la Unión Europea.
Sustancias usadas en la industria alimentaria, obtenidas de microorganismos por técnicas de DNA recombinante: como en el caso de quimosina recombinante, que se usa en la Unión Europea para fabricar queso.
Animales transgénicos que segreguen en su leche una proteína humana o que tengan menor contenido de lactosa: en este caso aún no se comercializan, por ello no hay mucha información sobre ello.
¿Para qué se crearon los alimentos transgénicos?
Desde su aparición, este tipo de alimentos han sido objetivo de mucha polémica. Existen posiciones enfrentadas entre los que están de acuerdo y aquellos expertos que están en contra de su utilización.
Aquellos que se posicionan en contra defienden que la agricultura industrial que actualmente se vende como “alimentos para toda la humanidad” está causando daños irreversibles.
Por su parte, los defensores opinan que con la modificación genética se consigue que el alimento sea mucho más resistente y que contenga mayores cualidades nutritivas.
En resumen, podríamos decir que el objetivo con el que se hacen los alimentos transgénicos es para que los alimentos sean más resistentes, duraderos, más nutritivos y se desarrollen en menos tiempo.
Beneficios a favor de los alimentos transgénicos
Los alimentos transgénicos están sometidos a controles y análisis constantemente, teniendo que pasar por procesos rigurosos y exhaustivos.
Debido a su modificación genética, son productos más resistentes a plagas, a las enfermedades y a productos herbicidas.
La mejora en las características nutritivas de los alimentos, con mayor contenido en vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales o con menor contenido en ácidos grasos saturados.
Desventajas de los alimentos transgénicos
Greenpeace explica que, “los riegos sanitarios a largo plazo no se están evaluando correctamente”, añade además que “hay informes científicos en los que se muestran evidencias de riesgos a la salud: alergias, aparición de nuevos tóxicos y otros efectos inesperados son algunos de los riesgos”.
Además la contaminación genética puede suponer un cierto riesgo para la biodiversidad, por lo que hay que valorar la posibilidad de que los nuevos rasgos implantados puedan ser transmitidos a especies emparentadas.
Impacto medioambiental
Afectación de la biodiversidad:
Germán Vélez, director del Grupo Semillas de Colombia, afirma que “existe la posibilidad de que por medio de la polinización se transfieran las características modificadas a las criollas”. Sin embargo, Monsanto lo niega y dice que eso sólo ocurre “a corta distancia y pueden manejarse con facilidad”. El Instituto Colombiano Agropecuario recomienda 300 metros entre el cultivo transgénico y el no transgénico, pero la investigadora Úrsula Oswald recomienda 5 kilómetros. Alejandro Chaparro, doctor en mejoramiento genético, asegura que la utilización de la tecnología en la agricultura tiene un efecto positivo en la biodiversidad: “Hay suficientes estudios que demuestran que la utilización de esta tecnología en unión con las técnicas convencionales ha logrado desarrollar cultivos cada vez más productivos reduciendo el área de la agricultura".
Incremento del uso de herbicidas:
David Buffin y Topsy Jewell, miembros del Pesticide Action Network, dicen que los herbicidas, como el glifosato, pueden afectar a otros seres vivos y ser tóxicos. Monsanto, productor del herbicida Roundup, niega esto, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud cataloga su producto como “extremadamente tóxico”. Además, las plantas podrían volverse resistentes a los propios herbicidas. "Existen evidencias en laboratorios, que OGM programados para producir su propio pesticida o resistencia a determinados herbicidas, provocaron resistencia en malas hierbas, lo que obligaría en un futuro a emplear pesticidas cada vez más poderosos”, documentó la investigadora Úrsula Oswald Spring.
Impacto en la salud
Los cultivos de este tipo se han considerado seguros hasta el momento, pero "la falta de pruebas de efectos negativos no significa que los nuevos alimentos transgénicos no entrañen ningún riesgo”, explica la FAO. Uno de los estudios que desató la duda y la polémica fue el de Gilles-Eric Séralini, quien alimentó por dos años con maíz transgénico comercializado NK603 de Monsanto a 200 ratas Sprague-Dawley, SD, las mismas que utilizó la multinacional en sus pruebas de 90 días y con las que afirmó que este tipo de maíz transgénico era tan seguro como el no transgénico. Séralini encontró que “tanto el maíz transgénico NK603 como el Roundup (herbicida) causaron graves daños hepáticos y renales, así como un desarrollo de tumores más frecuente y temprano, que llevaron a un aumento de la mortalidad”. Para la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) “ni el diseño, ni la presentación, ni el análisis de los datos del informe son suficientes”. Inclusive la revista Food and Chemical Toxicology, en la que fue publicado el estudio, pidió retractarse por medio de una carta pública. En el mismo sentido se pronunció el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR) y las Academias Científicas francesas al considerar que el estudio tenía graves deficiencias científicas y que había incongruencias que invalidan sus conclusiones. Por el contrario hay quienes creen que en el futuro los transgénicos podrían ofrecer "alimentos con mayor contenido de vitaminas, mayor duración (larga vida) o con la capacidad de crecer en climas extremos desafiando los retos del cambio climático", explicó Agro-Bio.
Impacto socioeconómico
“Los procesos de monopolización llevan hacia una concentración de actividades agroempresariales en manos de pocas empresas transnacionales, destruyendo la economía campesina y los mercados regionales, creando dependencia tecnológica”, asegura la investigadora Úrsula Oswald Spring.
A lo que la doctora Úrsula se refiere es al hecho que el 71% del negocio de las semillas modificadas está en manos de seis multinacionales: BASF, Bayer, Dow, DuPont, Monsanto y Syngenta.
Sin embargo, Alejandro Chaparro, doctor en mejoramiento genético de plantas, afirma: “¿Quién les va a competir en la producción de maíz clavito (variedad criolla)? Eso no tiene ninguna competencia con las multinacionales (...) Entonces no es cierto que esto tenga un efecto negativo en las comunidades, porque son mercados diferentes”.
Por el contrario se han dado resultados positivos en la economía de los países, según el estudio Céleres 2015 los cultivos de algodón genéticamente modificado aportaron a la economía colombiana 134 millones de dólares acumulados entre 2003 y 2015.
La otra amenaza está en la pérdida del conocimiento tradicional que por generaciones los agricultores han desarrollado. La tecnología es foránea en la mayoría de los casos y no siempre corresponde al contexto socioeconómico en la que es puesta en marcha.

la informacion es realmente importante porque estos alimentos a pesar de las grandes ventajas que poseen , tienen tambien desventajas que ponen en riesgo la salud de muchas personas.
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